Viaje a Etiopia. Querida Africa. Por Luis Alfonso López

Una vez ya de vuelta de nuestro pasado viaje de prospección por el sur de Etiopía,  Luis Alfonso, uno de los viajeros que nos acompaño, nos envía este interesante post, a través del cual intenta describir la esencia de las experiencias y vivencias que nos a aportado este viaje.

Desde aquí quisiera agradecer a Luis, su entereza y fuerza al aguantar después de un accidente, que le represento tener que lidiar durante todo el viaje, con el dolor en ambos pies, sin perder su positivismo, alegría y ganas de vivir y disfrutar del momento como el que más, de una manera que nunca antes ninguna persona me lo había transmitido. Una vez de vuelta a casa una operación urgente y los dos tendones de aquiles rotos, fueron el diagnóstico, pero como he dicho antes, nada, ni nadie le hizo dejar de disfrutar ni un sólo momento de la experiencia vivida. Felicidades por ser como eres y porfavor no cambies.

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Después de 2 años sin sentir tus emociones, sin notar tus caricias, sin oler tus aldeas y tus  gentes, mi ilusión se multiplicaba a medida que se acercaba el día, ese 16 de octubre de 2014 que me llevaría de nuevo a tí.

Todo me envolvía: Etiopía, prospección, aventura, Omo, etnias, mi inseparable africano LuisG y su acertada frase, que te cito textual, para engancharme al viaje: “Espero de corazón  que te animes y podamos compartir de nuevo el polvo de los caminos de África”.

Volver a pisarte, a olerte y a sentirte en la distancia corta, avivaba mi ilusión y me emocionaba. Todo era necesario para quererte un poco más, pero aún me faltaba la gente con la que íbamos a compartir el polvo de tus caminos. Tú misma fuiste testigo día tras día y noche tras noche de la exquisita convivencia y solidaridad que reinaba (¡ que te voy a contar yo !), por eso estoy seguro que no te defraudó.

El hotel Addis Regency fue nuestro destino y nuestro descanso. Ya en la mañana Addis se nos ofreció bulliciosa y caótica en su tráfico pero llena de vida, como bien sabes que son la mayoría de tus ciudades. Tus compatriotas Sami, Jossi, Antenek y Bereket nos conducían hacia el sur, sorteando con gran destreza tus vacas, tus burros, tus ovejas y tus cabras, para encontrarnos con las gentes que forman parte de ti. Y Addis se nos fue quedando atrás poco a poco, como sin quererla querer.

Y ofreciéndonos tus tradiciones y tus costumbres estaba Zeleke, para entenderte más y mejor, para intentar llegar hasta lo más profundo de ti, donde nuestras blancas manos no han sabido escarbar lo suficiente para encontrar tu historia y por lo que no somos quién para juzgarte. Y al lado de tu alma estaba Birk, un gran chef que gestiona la cocina con escasa infraestructura, haciéndose digno merecedor de alguna estrella.

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Y fuimos viviendo intensamente cada una de tus etnias, tus pueblos, tus aldeas, el orgullo de tu gente, la sonrisa de tus niños, tus mercados, tus ríos y rieras y tu sorprendente paisaje etíope.
Tus pueblos y ciudades de Addis, Kutcha, Sawla, Kueve, Asheker, Jinka, Hana Mursi, Alduba, Key Afer, Korcho, Murelle, Omorate, Dimeka, Turmi, Konso, Yirga Alm, Hawasa y quizás alguno más a los que mi memoria haya jugado una mala pasada, ya forman parte de mi historia y están marcados en mi google maps con una emotiva estrella.

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Tus etnias Gurague, Gamo, Male, Ari, Mursi, Bodi, Benna, Hammer, Tsemay, Karo, Dassanech, Turkana, Nyagatom, Arbore, Gugi y Sidama están grabadas en mi mente y cuando el paso del tiempo nuble mi memoria, las fotografías que plasmaron cada momento espero me ayuden a no olvidarlas.

La tranquilidad de las aguas de tu lago Turkana me infundieron paz después de haber admirado la entereza de los Dassanech en medio de su pobreza y las de tu río Omo me transportaron en un tronco de árbol vaciado, con la calma espiritual que nos regala el atardecer. Los ritos ancestrales de los Hammer, el ensortijado de barro del pelo de sus mujeres, sus cánticos, su provocación, sus espaldas ensangrentadas por los latigazos de los hombres……, escalofríos, sudor en las manos, cruce de sentimientos !!!    Y siempre fieles a sus principios. Y en todas y cada una de las manifestaciones de tus gentes, la exaltación física de hombres y mujeres mediante adornos, complementos, colorido y su personal belleza.

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Ya voy terminando, mi querida África. Quiero que sepas, si es que no lo sabes, que el día 19, cuando nos dirigíamos a Kueve y por una mala gestión de mi físico, me rompí los dos tendones de Aquiles. Te aseguro que me prometí disfrutar de tu Etiopía como si nada hubiera pasado. Eso si, lo hice más despacio, con mas intensidad si cabe y saboreando tu tierra muy lentamente.

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Si en un futuro ves por cualquiera de tus tierras al Boss, al Doctor, al Silencioso, a la Portavoz, a la Compañera,  al Ordenado-r, al Humor, a la Bondadosa, al Controlador de Pantalla, al Tranquilo, a la Presente, a la Alegre o al Cuentacuentos, les das un abrazo de mi parte y si te piden un trago, tú les invitas a diez, que yo los pago (con permiso de Sabina).

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No sé si conocerás un poema de J. M. Serrat que se titula “Te guste o no”, pero me parece muy apropiado, así que te lo transcribo a continuación. Le he modificado un par de cosillas que creía conveniente para la ocasión.

Puede que a ti te guste o puede que no
pero el caso es que tenemos mucho en común.
Bajo un mismo cielo, más o menos azul,
compartimos el aire
y adoramos al sol.
Los dos tenemos el mismo miedo a morir,
idéntica fragilidad,
un corazón,
dos ojos y un sexo similar
y los mismos deseos de amar
y de que alguien nos ame a su vez.
Puede que a ti te guste o puede que no
pero por suerte somos distintos también.
Yo tengo una esposa, tú tienes un harén,
tú cultivas el valle
yo navego la mar.
Tú reniegas en amhárico y yo en catalán,
en eusquera o en castellano.
Yo blanco y tú como el betún
y, fíjate,
no sé si me gusta más de ti
lo que te diferencia de mí
o lo que tenemos en común.
Te guste o no
me caes bien por ambas cosas.
Lo común me reconforta,
lo distinto me estimula.

Todo mi cariño para los aventureros que compartieron conmigo el polvo de tus caminos y gracias por haberme dejado conocer un trozo más de ti.

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