Hamer de Etiopía

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Hamer tribu de Etiopia

Localización: En el sur de la región Omo, cerca del río Omo, y en el norte del Lago Turkana, en el extremo suroeste del país, cerca delas fronteras con Kenia, Uganda Y Sudan.

Idioma: El pueblo Hamer comparte su idioma afro-asiático con varios otros grupos étnicos.

Pueblos vecinos: Ari , Banna , Komso

Historia: La mitología Hamer y sus tradiciones orales dicen que son el resultado de la unión de poblaciones de diferentes orígenes étnicos, provenientes del norte, este y oeste de su actual territorio de residencia (Banna, Kara, Bume, Ari, Me´en, Tsamai, Konso) . De lo que ya sí existen datos comprobados es de que a mediados del siglo XIX ocupaban los montes del norte del Lago Turkana y que en ese tiempo ya vivían de la agricultura (sorgo, alubias, calabazas, verduras), de la ganadería (vacas, ovejas, cabras, asnos), de la apicultura, la caza y la recolección de frutos.

Hay tres momentos clave en el desarrollo y subsistencia como pueblo de los Hamer , las tres invasiones que desde el siglo XVIII tendrán que resistir. En algún momento de este siglo XVIII, sin que se conozca con exactitud la fecha, provenientes desde el Este, los Borana intentan ocupar el país Hamer, desde el valle del Woito , en su necesidad de más tierras, situación de peligro que se mantienen durante un largo periodo de tiempo y luchas y que, según la tradición Hamer, acabó cuando el dirigente espiritual Hamer, el bitta, envió contra los intrusos Borana un ejército de abejas y otros insectos punzantes que les hicieron huir , dicen que con horror y en desbandada, y desistir de sus ansias expansionistas.

Ya en el siglo XIX, pero esta vez provenientes del sur,  llegaron grupos Samburu, a quienes los Hamer llaman Korre, y con quienes, junto con los Arbore, tuvieron que enfrentarse para defender sus tierras tradicionales de pastos. Mientras continuaban estos enfrentamientos, pocos años más tarde, a mediados del mismo siglo XIX, desde el extremo sur del Lago Turkana llegaron ganaderos Turkana saqueando, robando el ganado y matando a cuantos habitantes se oponían a su avance. Estos Turkana acabaron debilitando la posición de los Samburu, quienes tuvieron que retirarse hacia sus tierras de origen. La campaña Turkana se recuerda entre los Hamer, hasta hoy, como una bendición, y la tradición oral le ha dado un tipo de dimensión mística.

A finales del siglo XIX, llegaron a la región los primeros europeos (cazadores y exploradores) que aunque no iban con un espíritu de conquista llevaban consigo enfermedades que, como la viruela y otras desconocidas en Africa, acabaron con la vida de parte de las poblaciones humanas y animales del sur de Etiopía.

La tercera invasión vino del Norte y tendría un efecto devastador y duradero. A finales del XIX, el Emperador etíope Menelik II entra en la carrera que las potencias europeas están llevando a cabo por la conquista del mayor territorio posible en Africa y , para parar el avance británico desde Kenia, envía tropas hacia el sur para conquistar todas los territorios, hasta entonces independientes, que le separan a su imperio de la presencia europea en el norte de Kenia.

Durante la primera fase de la conquista muchas personas fueron asesinadas o esclavizadas, fueron arrasadas innumerables poblaciones y robados sus ganados. Más tarde, una vez dominados y sometidos las naciones del sur del imperio, el Emperador fue nombrando gobernadores de las tierras conquistadas a la vez que les daba instrucciones de mejorar las relaciones con las poblaciones sometidas y empobrecidas. De hecho, las nuevas autoridades les proporcionaron armas que les permitiría realizar incursiones en el norte de Kenia para arrebatarles cabezas de ganado vacuno a sus vecinos del sur y, de esta manera, comenzar la recuperación de sus antiguos rebaños. La tradición oral Hamer es rica en historias y canciones sobre estas correrías en el norte de Kenia.

Como resultado de la conquista los Hamer perdieron algunas de sus instituciones tradicionales, y aquellos que huyendo de las tropas del Emperador, se refugiaron en tierras del norte de Kenia, a su regreso trajeron costumbres y formas de organización social que adoptaron de los pueblos que les acogieron durante el destierro. Como consecuencia también de su rechazo al sometimiento a la administración extranjera, grupos Hamer que tuvieron que abandonar sus viviendas en las tierras montañosas, ahora en poder del Imperio etíope, adoptaron un vida nómada que les permitiera mantener su vida independiente y huir de la posible esclavitud, convirtiéndose en gentes sin tierra. Desde aquel momento la comunidad con sus instituciones, por ejemplo los “grupos de edad”, dejaron de ser importantes, cada familia era responsable de sí misma, y cada cual tomaba la determinación sobre lo que era mejor para él . Cada cual decidía qué ritos tenía que mantener para asegurar el bienestar de su familia y sus rebaños. Estas gentes Hamer, para evitar ser controladas y expuestas por tanto a la esclavización de los invasores, abandonaron la agricultura y se dedicaron exclusivamente a desarrollar sus manadas de ganado vacuno. Para acrecentar sus cabezas de ganado comenzaron a realizar incursiones entre los Gabare y Borana, en el norte de Kenia.

Todo parece indicar que esta lucha por la supervivencia individual forjó la personalidad poderosa e individualista de la sociedad Hamer contemporánea. Aún en la actualidad, se rememoran y se trasmiten de padres a hijos las incursiones en busca de ganado entre los pueblos ganaderos vecinos, y una incursión en busca de ganado ha seguido siendo la meta social más alta y la  mejor expresión del logro personal.

Economía: La agricultura (sorgo, sésamo, alubias) y sobre todo la ganadería (vacas, cabras y oveja), junto a la ayuda económica que les reporta la apicultura, la caza y la recolección de frutos, son la base de la economía Hamer.

Sociedad: Nunca han contado con estructuras sociopolíticas centralizadas ni autoridad alguna que estuviera a la cabeza de toda la sociedad Hamer. Los agentes básicos en la política Hamer son los donza (hombres casados) de una zona, que actúan colectivamente para tomar aquellas decisiones que afectan a toda la comunidad. Esta autoridad de los donza se mantiene aunque cambien de residencia, algo muy habitual con la vida seminómada que llevan. Símbolo de su pertenencia al colectivo de los donza es el barjo älá , la larga vara o báculo que nunca abandonan y  con el que se iniciará culquer reunión, ceremonia o ritual. Pero no todos los donza tienen la misma autoridad. En ésta, la edad es un factor importante. Por ejemplo, en una familia, el hermano casado de más edad, el djalepha,  será la persona de mas autoridad en la familia y todos tendrán sus opinienes en gran consideración. Será siempre su barjo älá el que presida e inicie las reuniones.

En otro tiempo parece que los bitta o autoridades religiosas contaban también con una mayor autoridad política que en la actualidad.

El paso de los varones de la niñez o adolescencia al mundo de los adultos es uno de los momentos más importantes en la vida de un joven. Despues de la ceremonia en la que el joven se convertirá en un ukuli, en un iniciado, ya preparado para su paso al estado de maz, o adulto casadero, recibirá su propio boko, especie de bastón de mando de llevará siempre consigo y que indica a toda la comunidad que él es ya un ukuli.

Aunque en la actualidad, a veces, los jóvenes compran sus boko en el mercado, para cualquier Hamer siempre será diferente el boko entregado por su padre, o por un hermano de su padre si aquel hubiera muerto, el día en que se convirtió en ukuli.

Si un joven no tuviera familiares varones adultos, no un hermano mayor, buscará un adulto de la comunidad que ya hubiera entregado el boko a sus propios hijos para que le entregue el boko y, desde ese día, ese adulto se convertirá en el padre de joven ukuli.

Cuando un familiar muere en una familia el joven deberá quemar su boko, porque se considera que entonces es mingi, impuro. Por eso cuando se ve a un joven Hamer con su boko oscuro o incluso de color negro es señal que que en su familia aún viven todos los mayores, aunque muchas veces el color negro del boko no es debido a su antigüedad sino a que durante la ceremonia del Ukuli Bula, pintan de negro con carbón, el boko recibido.

La ceremonia continuará al día siguiente, pero antes de que el nuevo ukuli pase por su principal prueba, el “Salto de las Vacas” , los jóvenes maz aún solteros, serán solicitados por jóvenes casaderas para que les golpeen en la espalda con sus baras y con las consiguientes heridas producidas por éstas demostrarles a sus pretendientes su valor y amor por ellos.

El joven podrá ya recibir los k’andi zau, brazaletes de metal que adornarán sus brazos y piernas. Pero el primer zau tendrá que ser bendecido por el marido de una hermana de su madre. Estos zau de metal, que tanto gustan de llevar las mujeres casadas en brazos y piernas, se compran en el mercado. pero tienen que ser comprados por una vaca, no por dinero, y recibirán unos 25 zau a cambio de una vaca. Un hombre tiene que comprar los anillos para la hermana mayor o las hermanas más jóvenes de su padre. Primero los compran para la hermana mayor de su padre, porque si se compran primero para una más joven, sus piernas podrían enfermar e inflamarse. En el caso de que su tía haya muerto el hombre le dará la vaca a su hijo diciéndole :  “Éstos son los anillos de tu madre.” Sólo después de que él ha hecho esto podrá comprar anillos para las más jóvenes pero siguiendo el orden de las edad.

Cuando un hombre desea casarse habrá de pagar una dote importante en cabezas de ganado a la familia de la novia y los parientes cercanos . Los hombres pueden casarse con tantas mujeres como desee y pueda pero siempre con mujeres Hamer. Un hombre puede ser el protector de más de una familia, dependiendo del número de esposas que él tenga, además de poder aceptar responsabilizarse de la seguridad de la familia de una mujer divorciada, de una viuda, o de la esposa y los hijos de un marido ausente, normalmente su hermano.

Religión: Los Hamer , incluso muchos de los que han adoptado el Islam, siguen practicando muchas de las las creencias religiosas tradicionales. Una muestra es la Medicina Hamer que conlleva prácticas íntimamente relacionadas con sus creencias en la relación con los espíritus de los antepasados.

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