Blog de viajes a Etiopía

Más de 20 años de viajes a Etiopía, nos aportan un gran conocimiento sobre éste país africano y desde éste espacio queremos aportaros un plus de opinión y de información adicional, interesante para todo aquel que desea viajar por Etiopía.

Viajar a Etiopía y el sentido de la vista (3). Por Xavier Gil

Viajar a Etiopía y el sentido de la vista

DEL AZUL DE LOS LAGOS DEL VALLE DEL RIFT, AL GRIS PLOMIZO DE LA CAPITAL ADDIS ABEBA

La falla del Rift, se abre paso resquebrajando toda África de arriba abajo, su inicio se encuentra regada por pequeños lagos repartidos por todo el territorio centro y sur del país, como el lago Awassa. Lugar en donde se entremezclan las azules aguas del lago, con él azul intenso, de un cielo limpio de nubes. Sigue leyendo

Viajar a Etiopía y el sentido de la vista (2). Por Xavier Gil

experiencias de viaje Etiopia

DE LAS MARRONES AGUAS DEL RIO OMO, A LAS COLORIDAS PINTURAS CORPORALES DE LAS ETNIAS DEL SUR

Como si de una larga serpiente de un intenso marrón se tratara, aparecen los meandros del río Omo, los cuales atraviesan ondulantes por un territorio yermo, salpicado por algunas acacias y campos de cultivo que rompen la monotonía del entorno, gracias a los verdes y ocres intensos de las plantaciones del muy utilizado falso banano o el amarillo tostado de los campos de Tef, un cereal endémico de Etiopía utilizado para cocinar la tradicional Injera, un manjar para la mayoría del pueblo etíope.  Sigue leyendo

Viajar a Etiopía. Sentidos a flor de piel. Por Xavier Gil

Etiopía es un país de grandes contrastes, en donde su pasado e historia son el punto de partida para poder conocer su cultura, sus costumbres y sus gentes que en su mayoría viven rodeadas de una extrema espiritualidad, gracias a sus creencias religiosas, en este caso basadas en el catolicismo ortodoxo copto. Sigue leyendo

Viaje a Etiopía del Sur. Por Pilar Blasco.

Blog de viaje sur etiopia

En un cierto momento, mi amigo Xavi de Taranna, incansable conocedor y amante de Etiopía, me dijo que cómo era posible que hubiera viajado tantas veces a África y no conociera ese país…

Valle del Omo, Sur de Etiopía del 16 al 31 de octubre 2014.
El programa inicial era realmente prometedor y muy distinto a lo que ya conocía de África, así que me apunté a este viaje de prospección con gran ilusión. Sigue leyendo

Viaje a Etiopia. Querida Africa. Por Luis Alfonso López

Una vez ya de vuelta de nuestro pasado viaje de prospección por el sur de Etiopía,  Luis Alfonso, uno de los viajeros que nos acompaño, nos envía este interesante post, a través del cual intenta describir la esencia de las experiencias y vivencias que nos a aportado este viaje.

Desde aquí quisiera agradecer a Luis, su entereza y fuerza al aguantar después de un accidente, que le represento tener que lidiar durante todo el viaje, con el dolor en ambos pies, sin perder su positivismo, alegría y ganas de vivir y disfrutar del momento como el que más, de una manera que nunca antes ninguna persona me lo había transmitido. Una vez de vuelta a casa una operación urgente y los dos tendones de aquiles rotos, fueron el diagnóstico, pero como he dicho antes, nada, ni nadie le hizo dejar de disfrutar ni un sólo momento de la experiencia vivida. Felicidades por ser como eres y porfavor no cambies.

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Después de 2 años sin sentir tus emociones, sin notar tus caricias, sin oler tus aldeas y tus  gentes, mi ilusión se multiplicaba a medida que se acercaba el día, ese 16 de octubre de 2014 que me llevaría de nuevo a tí.

Todo me envolvía: Etiopía, prospección, aventura, Omo, etnias, mi inseparable africano LuisG y su acertada frase, que te cito textual, para engancharme al viaje: “Espero de corazón  que te animes y podamos compartir de nuevo el polvo de los caminos de África”. Sigue leyendo

Ukuli Bula: un salto por encima del ganado

hamer

Esta ceremonia y los rituales que la acompañan determinan el paso del joven hamer a un estado de adulto. Un salto en la escala social  que le permitirá contraer matrimonio (en general son pactos matrimoniales) y formar una família. Señalemos que el matrimonio hamer va unido, como en todos los demás pueblos del Omo, a la entrega de una fuerte dote a la familia de la muchacha escogida, dote negociable en caso de los hamer, lo que motiva que no haya una edad para el ukuli bula. Todo depende de la riqueza de la familia del aspirante, así como el número de hermanos. Éste es un ejemplo claro de cómo el sistema de edad sigue por dos caminos, el avance de la edad física unido a su grupo de edad y el avance en el sistema generacional marcado por el paso de ceremonias como el ukuli bula. El ukuli es el aspirante, una vez realizada la ceremonia será chercali y transcurridos ocho días será maz.

La ceremonia se realiza en pleno campo, en lugares planos y despejados de arbustos y a ella acude la familia, parientes y allegados al ukuli. En un número variable asisten a la cita los maz del poblado, es decir, aquellos que han realizado la ceremonia recientemente y aún no han formado familia. Adornados con plumas, collares brazaletes y con sus mejores prendas los maz se acercan al lugar provistos de largas, delgadas y flexibles ramas que les servirán de látigos. Las mujeres de la familia del ukuli, generalmente jóvenes, excepto la madre, lucen una gran profusión de adornos y el cabello y el cuerpo totalmente embadurnados con grasa. Al inicio forman grandes corros danzando y cantando en sentido circular mientras hacen sonar trompetas y pitos. Los cánticos, sean en grupo o aislados, ensalzan la figura del ukuli  y de su familia. Los maz, con su manojo de látigos preparados, observan la danza sentados a la sombra.

Todo empieza cuando una de las muchachas del corro se sitúa frente a los maz y cantando, ensalza al ukuli declarando el gran cariño que le profesa y su deseo que el máz le marque con el látigo. Los maz van accediendo con reticencia ante las reiteradas demandas de las muchachas. El maz elige un látigo para que cause el mínimo dolor y la más limpia marca, por ello revisa y pasa sus manos por la parte final de la rama para detectar que no haya ninguna rugosidad o protuberancia. Al levantarse el maz, la muchacha lo sigue, situándose frente a él dando pequeños saltos al tiempo que levanta su mano derecha y con su izquierda hace sonar una trompeta o pito. Con acertada destreza el maz lanza su látigo para que su extremo golpee la espalda de la muchacha cuyo cuerpo untado de grasa hace que el látigo resbale y atenúe el dolor. Desde ese momento, las muchachas lucen sus marcas como prueba de su valor, entereza y capacidad de amor.

Sorprende ver las insistentes e incluso suplicantes demandas de las muchachas ante unos maz retraídos y sin querer golpearlas. Todo un mundo más allá de nuestras simples y dogmáticas valoraciones que se pierde en el universo hamer. Un universo fuera de nuestro alcance. Finalizada la impactante ceremonia, los maz participan del ritual de pintar sus rostros degustando café en grandes calabazas seccionadas por la mitad.

El comienzo del “salto sobre el ganado” se inicia agrupándolo y dando las mujeres continuas vueltas a su alrededor profiriendo gritos y cánticos. Al ukuli lo despojan de la ropa, una túnica envuelta a su cintura como una pequeña falda, en la que lleva insertado un palo, el boko, símbolo de su aspiración a adulto. Desnudo, lo cubren con una piel de oveja, que ha sido elaborada por un pariente próximo y que la devolverá cuando se case. El ukuli se sienta sobre una piel de buey extendida en el suelo y frente a él se sitúa un maz previamente elegido. Ambos inician un ritual secreto en el que los hombres velan por su intimidad formando un círculo a su alrededor. Toda una serie de correspondencias se establecen entre ambos muchachos, el ukuli y el maz, siguiendo las pausas que les van señalando los ancianos. Un haz de ocho látigos se reparte entre ellos; siete brazaletes de metal y uno de madera se intercambian; el maz pinta con carbón al ukuli…

Los maz forman una fila y tras el ritual se dirigen a las reses  para con paciencia y destreza ir apiñándolas una al lado de la otra, juntando sus costados hasta formar una fila. Tradicionalmente eran ocho animales, pero hoy se realiza con cuatro o cinco, siendo siempre el primero una vaca, uongo garro. El ukuli totalmente desnudo ha de intentar saltar apoyando su primer pie sobre la vaca, para después recorrer los lomos de los bueyes sujetos por los maz. Los saltos se repiten las veces necesarias para que el ukuli logre su inestable travesía sin caerse. Tras el salto los asistentes forman amplias filas compactas y van avanzando rítmicamente mientras entonan sus cánticos. El ukuli ya ha pasado al estado cherkali. Durante cuatro días su cuerpo estará pintado de carbón, seguidos por cuatro días más untado de mantequilla, entonces será un maz y como adulto se podrá casar. La familia ya habrá elegido y pactado previamente quién será su mujer, aunque el maz se reserva su derecho a aceptarla o no. Si no está de acuerdo con la elección, la familia le buscará otra muchacha. Durante el tiempo que el maz permanece soltero sólo podrá tomar agua, carne, miel, leche y café luciendo su bello atuendo y sus expresivas pinturas faciales.