Bahir Dar

Esta capital provincial es una de las ciudades más bonitas y ordenadas urbanísticamente que se puedan encontrar en Etiopía. Quizás influye bastante el hecho de que Bahir Dar se encuentra sobre la orilla del lago Tana. En cualquier caso es agradable pasear por sus amplías avenidas con palmeras.

Un paseo muy recomendable es el que nos lleva al puente del Nilo Azul, muy próximo al lugar de nacimiento de este río. Este puente está a unos 2′5 km del hotel Ghion siguiendo la orilla del lago Tana. Desde el mismo puente y mirando en dirección al lago se pueden ver las fuentes del Nilo Azul y, según la hora del día y con mucha suerte, es posible ver algún hipopótamo. Ciertamente ni el puente ni la vista del río desde este punto tienen demasiado encanto, al menos si lo comparamos con las fuentes del Nilo Blanco en Jinja (Uganda). Aún así reiteramos nuestra recomendación de realizar este paseo. Si continuamos la pista más allá del puente y a 200 m. giramos a la derecha en dirección a la montaña de Bezawit, y andamos unos 3 km. más se llega al palacio de Haile Selassie. El palacio no es visitable y está prohibido hacer fotos desde su exterior. Sólo queda la posible vista desde ahí arriba.

Volviendo al centro de Bahir Dar por el mismo camino recomendamos hacer una parada en el Hotel Tana. Este hotel está ya algo decrépito, pero tiene un magnífico jardín junto al lago, con multitud de pájaros, dónde es muy agradable tomar un refresco y disfrutar de la paz y relax de un entorno tan bonito, justificando así el sobreprecio a pagar (una Coca-cola cuesta 4 Birr).

También se puede visitar el mercado principal de Bahir Dar, 200 m. al sur de la estación de autobuses, cualquier día, pero especialmente los sábados en que hay más actividad. Otra posible excursión es ir andando hasta la zona de Weyto, en el límite oeste de Bahir Dar, dónde es posible ver como se construyen barcas tankwa (papiro) que todavía se pueden ver navegando por el lago. Para llegar hasta aquí hace falta andar unos 2 km desde el hotel Ghion, siguiendo el paseo que bordea el lago, en dirección al aeropuerto o península de Zege.

Qué ver y hacer en Bahir Dar

1. Monasterios del lago Tana

La visita a los monasterios que hay repartidos entre la península de Zege, algunas islas y otros puntos del lago Tana es obligada si recalamos en Bahir Dar. Su principal interés radica en las pinturas interiores de alguno de ellos o los tesoros que guardan otros (como libros antiguos o de otras reliquias monásticas de siglos atrás).

En conjunto son unos 20 monasterios y en algunos de ellos sólo se permite la entrada a los hombres . Lo ideal es contratar una barca para hacer una visita de medio día a los más próximos a Bahir Dar, especialmente los de Ura Khidane Mihret y Azwa Maryam en la península de Zege, Kebren Gabriel o Debre Maryam. De todos modos, en la negociación del precio de la barca se debe dejar claro que incluye este precio e indicar nuestras preferencias si tenemos alguna en especial. Igualmente recomendamos contratar la barca directamente a quién disponga de una, ya que muchos en la calle ofrecen este tipo de servicio, pero siempre suelen ser intermediarios que encarecen el precio y nos pueden dejar colgados si no consiguen una barca en las condiciones pactadas. Nuevamente recomendamos negociar directamente con el manager del hotel Ghion, ya que dispone de barca y está abierto a discutir el precio y el itinerario.

2. Lago Tana

Sólo el hecho de navegar por este lago mítico ya justifica la excursión. La barca empieza dirigiéndose a la isla de Kebren Gabriel, pero por el camino encontramos colonias de pelícanos que se encuentran sobre unas rocas que emergen unos centímetros del agua. El barquero se acerca a los pelícanos con el motor casi parado para no hacer ruido y asustarlos, lo cual permite verlos de muy cerca.

3. Sidi Iesus

La primera parada es en una isla muy pequeña dónde se encuentra este monasterio, el cual no tiene ningún interés en sí, pero es interesante para ver como vive la comunidad de monjes y monjas que lo habitan, muy amables y que nos dan a probar algunos productos locales. En el camino del embarcadero al monasterio és fácil ver plantas silvestres de café.

4. Kebren Gabriel

Navegando sólo unos pocos metros se llega a la isla vecina, dónde está el monasterio de Kebren Gabriel. Este es el único de todos los monasterios de este itinerario dónde no se permite el acceso a las mujeres, debiéndose quedar acompañadas por un monje en la zona del embarcadero. En este caso el interés del monasterio es que posee la biblioteca de libros antiguos más grande de toda la región.

5. Península de Zege

La siguiente parada es en esta península, en el embarcadero más cercano a los monasterios a visitar. La entrada al monasterio de Ura Khidane Mihret y edificios anexos cuesta 20 Birr, posiblemente se trata del monasterio más impresionante de todos los del lago Tana. La iglesia del monasterio es de planta circular, bastante grande, y en su interior encontramos magníficas pinturas religiosas sobre motivos bíblicos. La base de las pinturas son paredes de barro y paja recubiertas con ropa de algodón, y las propias pinturas están hechas con tintes naturales. Realmente son una filigrana. Tras ver la iglesia también se visita el museo, dónde se exponen coronas y ropas reales, libros muy antiguos y otros objetos igualmente interesantes. Por último se puede visitar el comedor dónde se reúnen los monjes a comer injeera y beber tella (cerveza local hecha artesanamente con maíz). Cercano a este monasterio, en el camino de vuelta al embarcadero, se puede visitar el monasterio de Azuwa Maryam, el cual tiene también algunas pinturas interesantes.

6. Debre Maryam

Después de un buen rato de navegación por el lago se llega al embarcadero de este monasterio, situado justo al lado del punto dónde nace el Nilo Azul en el lago Tana. El lugar es muy bonito y evocador, con plantas de papiro en las orillas del incipiente río, pájaros sobrevolando el agua y algún hipopótamo. Para llegar al monasterio desde este punto deben andarse unos 100 m. entre campos y aunque las pinturas que tiene no son comparables a las de Ura Khidane, sí tiene objetos interesantes de ver como copas, jarrones y sobre todo libros muy antiguos, auténticas filigranas sobre hojas de piel que se conservan admirablemente bien. El monje responsable es muy simpático y amable. El recorrido por el lago Tana se acaba volviendo de nuevo al embarcadero origen, tras más de cinco horas fantásticas.

7. Cataratas del Nilo Azul

También son conocidas localmente por Tis Abay (humo del Nilo) o Tis Isat (la agua que humea), y son una de las más espectaculares de África. Cuando al río se encuentra al máximo de caudal tienen una anchura de unos 400 m. y una caída de 45 m., llenando el aire de microscópicas gotas de agua centenares de metros alrededor, dando lugar a un microclima que posibilita la existencia de una frondosa vegetación que tiñe de verde toda la zona circundante. El conjunto es un maravilloso espectáculo para los sentidos. En las fechas de nuestra visita, al final de la temporada de lluvias, el Nilo llevaba un caudal de agua considerable, lo que nos permitió ver las cataratas en su máximo esplendor. Por otra parte recomendamos hacer esta visita por la mañana, antes del mediodía, con el fin de poder contemplar el vistoso arco iris que se forma por el efecto de los rayos de sol al atravesar las microgotas de agua.

El camino que se debe seguir para llegar a las cataratas del Nilo Azul es el siguiente: a 30 m. de la ticket office tomar la calle de la izquierda y salir del pueblo bordeando la central hidroelèctrica (debe quedar a nuestra izquierda). Al salir del pueblo, a 1 km más o menos del punto anterior, tomar un puente a la izquierda y seguir recto otro kilómetro hasta llegar al parking de coches y control de tickets. En este camino debemos ver una valla metálica a nuestra izquierda que cerca la central hidroelèctrica. Desde el punto de control de tickets debemos bajar por un camino lleno de rocas y vegetación hasta encontrar el puente portugués (llamado así porqué fue construido por los portugueses a principios del s. XVII). Cruzado este bonito puente seguiremos por un camino de subida que pasa por entre unas pocas casas y tenderetes de recuerdos. A 50 m. de un alto baobab que hay a la izquierda del camino se llega a la cumbre de una pequeña loma y al bajar por el otro lado ya podremos empezar a ver las sucesivas cascadas, de menor a mayor. Como ya hemos dicho antes, todo el conjunto es sencillamente espectacular. Tras contemplarlas desde varios miradores naturales se puede volver al pueblo por el mismo camino o bien dar una vuelta circular, bajando por unos campos hasta la base de la cascada, subir por el otro lado y cruzar el Nilo con una tankwa (embarcación de papiro) hasta el pueblo. Para esta segunda alternativa quizás sí es recomendable ir acompañado por alguien que conozca el terreno y tener en cuenta que en temporada de lluvias la gran corriente del río puede desaconsejar cruzarlo con embarcaciones tan débiles.

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